Dolor en cáncer
El dolor es uno de los síntomas más angustiantes no sólo para el paciente sino también para su familia y cuidadores. También es uno de los síntomas más frecuentes, no sólo en cáncer sino en otras enfermedades crónicas. Pero ¿qué es el dolor?
El dolor es definido como una experiencia sensorial y emocional desagradable que puede estar asociada a un daño de los tejidos, y por ende es tan única e individual como la persona en sí misma. La forma como reaccionamos a la experiencia del dolor, obedece a múltiples factores: experiencias previas dolorosas, respuesta a medicamentos, estado emocional actual, impacto del dolor en las actividades diarias, respuesta de las otras personas a nuestra expresión del dolor, tiempo transcurrido con el dolor, entre otras; lo que explica la importancia de profesionales en psicología, pisquiatría y rehabilitadores en el tratamiento de este síntoma.
¿Qué medicamentos se usan para tratar el dolor?
Específicamente en cáncer, los opioides; medicamentos derivados del opio, como la morfina; son pilares en el control del dolor y los más frecuentemente usados. Ejemplo de ellos son: morfina, hidromorfona, metadona, tramadol, oxicodona.
Cuando se formulan estos fármacos, deben ser administrados al paciente tal cual ordenó su médico tratante, ya que las dosis mayores pueden generar graves problemas de salud e incluso la muerte, y dosis menores resultan en menor control del dolor, y por ende sufrimiento del paciente. No obstante, pueden generar efectos secundarios como: somnolencia, mareo, estreñimiento, vómito y boca seca, para los cuales seguramente también se le prescribirán medicamentos que ayuden a controlarlos, y que la información sobre su presencia ayudará al médico a ayudar a su familiar en la próxima consulta.
Existe un concepto importante y son las dosis de rescate. Se consideran dosis adicionales de medicamentos para el dolor, especialmente opioides, para administrarlos entre las dosis usuales por horario; en caso de que haya una crisis dolorosa. Esta dosis la asignará el médico tratante, y generalmente es más pequeña que la dosis por horario; por ejemplo; si el paciente toma 10 gotas de morfina, el rescate puede ser 4 a 6 gotas, y las veces que pueden tomarse también será prescrita por el médico. Esta dosis sólo se administrará al paciente en caso de que las dosis usuales no logren controlar el dolor. Es muy importante informar al médico tratante el número de veces que se ha requerido utilizar el rescate, para que pueda modificar el tratamiento oportunamente si es necesario.
¿Cuándo acudir a urgencias?
Siempre recuerde que el dolor severo, no controlado en casa es una urgencia y puede consultar a su servicio de urgencias, donde podrá verificarse o descartarse situaciones como complicaciones, progresión de la enfermedad, además de modificar el tratamiento actual.
Luego de un cambio de dosis o inicio de nuevos medicamentos se debe estar atento a la aparición de cambios en el estado de conciencia. Si hay somnolencia marcada; es decir, su familiar no despierta o requiere que se le llame o agite vigorosamente para que lo haga, lo ve raro, tiene movimientos anormales, debe suspender inmediatamente cualquier medicamento o alimentación por la boca y acudir a urgencias.
Igualmente, si nota que no ha eliminado en más de 24 horas, tiene dificultad para respirar o está agitado, hablando incoherencias.
¿Pueden utilizarse otras herramientas para controlar el dolor?
Las estrategias de control del dolor se dividen en tres: farmacológicas, no farmacológicas y en los últimos años, el intervencionismo analgésico.
Las farmacológicas son las más conocidas, consisten en administrar medicamentos que tienen efecto en las diferentes vías y mecanismos del dolor, combinando sus beneficios, e incluso las vías por la cuáles se entregan. Una de ellas es los opioides, pero también están los anti-inflamatorios, esteroides, anticonvulsivantes, antidepresivos y anestésicos.
Las no farmacológicas como su nombre lo indica no utilizan medicamentos. Como se describió previamente, el dolor involucra el estado emocional, por lo tanto, desde la psicología y psiquiatría se han establecido terapias como la psicoterapia, relajación, imaginería, meditación entre otras que ayudan a disminuir la percepción del dolor. Así mismo, las técnicas usadas por los especialistas en rehabilitación: fisioterapia, fisiatría y fonoaudiología, permiten optimizar el estado de los tejidos osteomusculares y disminuir la intensidad del dolor. Por eso, no dude en crear un ambiente cómodo para quien tiene dolor; música suave, esencias, conversaciones agradables, de acuerdo con las preferencias del paciente.
Y el intervencionismo analgésico, son procedimientos que ayudan a mejorar el dolor; muchas veces conocidos como “bloqueos”. En términos generales un especialista médico, ubica una aguja en un determinado sitio del cuerpo donde se conoce la ubicación de nervios comprometidos en el dolor del paciente, y allí ubica medicamentos o realiza cambios de temperatura, logrando modificar la intensidad del dolor que el paciente percibe.
Por último, recuerde que desde el programa de cuidados paliativos siempre se le podrá ayudar a controlar el dolor, contacte a su equipo de cuidados paliativos.
Si tienes alguna duda consulta con tu equipo de cuidados paliativos.
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Fecha de publicación 13/05/2022
Última modificación 09/02/2023